Desde que el autor de un hecho delictivo concibe en su mente la idea de cometerlo hasta que da comienzo a su ejecución, se suceden una serie de etapas que se conocen con
el nombre de «iter criminis» o camino del delito. Así, el hecho punible se desarrolla en cuatro etapas: una primera etapa de ideación o proceso interno en el que el autor elabora el plan del delito y propone los fines que serán meta de su acción, eligiendo a partir del fin los medios para alcanzarlo. Una segunda etapa de preparación del proceso por el cual el autor se procura los medios elegidos, con miras a crear las condiciones para la obtención del fin. Una tercera etapa de ejecución en la que es posible distinguir dos niveles de desarrollo: uno en el que el autor no ha dado término todavía a su plan (tentativa inacabada) y otro en el que ya ha realizado todo cuanto se requiere según su plan para la consumación (tentativa acabada). Por último una cuarta etapa de consumación en la que se realizan todos los elementos del tipo objetivo a través de los medios utilizados por el autor.